Maronda: «El fin del mundo en mapas»

Justo cuando me disponía a escribir que había algo de ochentero en lo que nos proponen Maronda en “El fin  el mundo en mapas”, me di cuenta de que me quedaba corto, o más bien, que era inexacto. ¿Más sesenteros quizás? Abarcan más tiempo que sólo una década, tienen más aristas, se aproximan de alguna manera a Lori Meyers en esa intención de ser atemporales, de permanecer al margen de corrientes, de hacer prevalecer la canción pura y dura por encima de otros aspectos. Melodías y ritmos sin pretensiones, sin alardes, pero capaces de transmitir, que es al fin y al cabo de lo que se trata. Canciones cuidadas y pulcramente acabadas, que pecan quizás de convencionales, de sonar siempre a algo ya escuchado anteriormente.

La corrección y la falta de riesgos no es siempre la virtud, salvo que tengas la práctica en la materia que te brinda una larga experiencia en una banda como «La Habitación Roja». Y eso es, de manera evidente, lo que aporta Marc Greenwood a este proyecto: conocimiento del medio en que se maneja.

Desde la muy brincosa «Cambiada» a la más oscura y synth-based «Buenaventura» nos encontramos con una colección de 14 canciones con una dosis bastante notable de variedad, que no defraudará a los fans de»La Habitación Roja», pero que quizás se quede un poco corto en cuanto a capacidad de seducción a la hora de atraer a otro tipo de público.